En el corazón de Estrasburgo, la plaza Kléber se impone como un lugar emblemático. Esta encrucijada histórica, testigo de siglos de evoluciones, sigue atrayendo a habitantes y visitantes gracias a su mezcla de herencia cultural y animaciones contemporáneas.
Una identidad marcada por la historia
La plaza Kléber ha atravesado las épocas bajo varios nombres. En sus inicios, se llamaba plaza de los Cordeliers o Barfüßerplatz – la plaza de los descalzos. Este nombre reflejaba la presencia de un monasterio franciscano, habitado por monjes que promovían una vida de simplicidad.
En el siglo XVII, el lugar fue renombrado plaza de Armas (o Waffenplatz), en relación con la construcción de la Aubette, un edificio ideado por Jacques François Blondel. Concebido para modernizar Estrasburgo, este edificio servía como punto de encuentro militar, donde los soldados recibían sus órdenes y equipamiento.
No fue hasta 1840 que la plaza adoptó el nombre que se le conoce hoy, en homenaje al general Jean-Baptiste Kléber, figura militar estrasburguesa que dejó huella en la historia. Asesinado en Egipto en 1800, Kléber es honrado en el centro de la plaza por una majestuosa estatua, esculpida por Philipp Grass, que lo representa con un esfinge acostada a sus pies, símbolo de su gloria egipcia.
Transformaciones arquitectónicas y debates
La plaza Kléber ha seguido evolucionando, al compás de influencias arquitectónicas y necesidades modernas. Uno de los cambios más controvertidos fue la demolición de la Maison Rouge en los años 60, reemplazada por un centro comercial de diseño contemporáneo. Esta transformación aún suscita debates entre los habitantes.
En los años 90, la plaza se convirtió en peatonal con el regreso de los tranvías a Estrasburgo, reforzando su papel como lugar de encuentro. La última gran reurbanización, ideada por el paisajista Gilles Clément en 2007, buscaba hacerla más acogedora. La adición de espacios arbolados, un estanque animado y bancos la han convertido en un lugar donde ahora se disfruta quedándose.
El corazón palpitante de Estrasburgo
Más que un lugar de paso, la plaza Kléber es hoy un centro de animaciones. Ya sea a través de actuaciones de artistas callejeros, mercados regulares o manifestaciones, refleja el dinamismo de la ciudad.
Cada año, durante las festividades de fin de año, la plaza se ilumina con su gran árbol de Navidad, una tradición que nació en 1990. Con más de 30 metros de altura, este conífero, seleccionado en los bosques de los Vosges, es decorado con cuidado, atrayendo a miles de visitantes.
La plaza Kléber encarna a la vez la historia y la efervescencia contemporánea de Estrasburgo. Verdadero pulmón de la ciudad, sigue seduciendo por su atmósfera única y su papel central en la vida cultural y social.